Posiblemente usted no llegó a este link por azar. Seguramente está tratando de obtener la mayor información posible acerca de esta problemática para saber cómo proceder cuando se tiene un hijo o una hija con trastornos alimentarios.
En primer lugar tendrá que considerar que son muchas las causas que originan pérdida de peso: existe toda una gama de enfermedades orgánicas que van desde la gripe hasta el SIDA, pasando por la tuberculosis y el cáncer.
Pero el adelgazamiento con mayor frecuencia resulta de desequilibrios hormonales (mal funcionamiento de las glándulas). El trastorno endócrino que más adelgazamiento provoca es el hipertiroidismo (funcionamiento exacerbado de la glándula tiroides). La diabetes infanto-juvenil (déficit de producción de insulina), también ocasiona pérdida de peso. Hay una enfermedad psiquiátrica, la "esquizofrenia", que puede manifestarse en forma silenciosa en adolescentes que aparecen retraídas y se rehúsan a comer: aquí el paciente tiene ideas delirantes con respecto a la comida, por ejemplo, temor infundado a que quieran "envenenarlo".
El abuso de drogas, como los anfetamínicos y la cocaína, va acompañado de euforia, pérdida de peso progresiva y depresión por "rebote".
En el caso particular de la bulimia se sabe que el 70% de las personas afectadas tienen un peso normal, sólo un 15% son obesas, mientras que el resto tiene déficit ponderal (excesivamente delgadas).
Si usted ya tiene la certeza de que se trata de un trastorno alimentario y no otra cosa, quiero pedirle ante todo que no se autocastigue por considerar que es su culpa: nadie haría algo semejante con su hijo "adrede"! No trate de ponerse a pensar ahora en qué falló porque este momento no es el más oportuno; ya habrá tiempo para analizar a fondo el origen del trastorno en su hijo. No permita que la culpa lo paralice. Usted debe comprender que ahora, más que nunca, deberá ponerse firme para "actuar". Y actuar en este caso significa "buscar ayuda profesional idónea". Recuerde que solo no se puede salir de ésto, que es un problema multifactorial que deberá ser abordado por todo un equipo de trabajo.
Voy a atreverme a darle un consejo: trate de concertar una entrevista con algún profesional especialista en el tema recomendado por su médico de confianza; lo ideal sería que concurra a esa primer entrevista usted solo, o acompañado de su cónyuge, para poder así obtener un asesoramiento completo sin las interferencias opositoras de su hijo. Recuerde que lo más probable es que su hijo no tenga conciencia de enfermedad y adopte una actitud francamente hostil ante cualquier propuesta terapéutica cuyo objetivo sea "hacerlo engordar".
Usted tiene que ser muy cauto: jamás le insista a su hijo fastidiosamente para que coma, argumentando que está demasiado flaco, porque él vivenciará ésto como una amenaza y responderá con dos posibles reacciones:
- se enojará e indignará profundamente por considerar que usted quiere verlo gordo ó
- descubrirá que es más fácil hacerse el que come delante de usted con el propósito de que dejen de molestarlo. Luego se las ingeniará para desembarazarse de la comida mediante el vómito o recurriendo a algún laxante. (Recuerdo el caso de una adolescente que escupía la comida en una bolsita de residuos que escondía en su regazo, bajo una servilleta).
Calma, no se desespere, que la desesperación no va a dejarlo actuar: trate de tomar contacto con alguna institución especializada sin que su hijo lo note, en un principio. En esta página hallará varias direcciones, las que están en continua actualización. Esto intenta ser un complemento para toda sugerencia que le dé su médico de confianza: recuerde que hay gran diversidad de tratamientos, con los cuales su médico y usted podrán estar o no de acuerdo. Por otro lado tendrá que considerar los costos de acuerdo a su poder adquisitivo: lamentablemente en Argentina los tratamientos para Anorexia y Bulimia aún no son reconocidos por las obras sociales; pero no se desespere, porque existe el recurso de la Medicina Pública, tan válido como el medio privado.
Recuerde que jamás deberá decirle a su hijo que lo ve demasiado delgado, porque lo vivenciará como un "verdadero ataque" e interpretará que usted quiere que engorde. Otra alternativa que le sugiero sería acordar una entrevista con un profesional capacitado argumentando que es para que "se efectúe un chequeo general", ya que toda persona debe realizarse controles clínicos periódicos. Incluso usted también puede someterse a un control conjuntamente con su hijo: de esta forma no despertará sospechas. No olvide que hay muchísima resistencia por parte del paciente al tratamiento; pero de alguna forma, como sea, usted tiene que actuar.
Obviamente que si su hijo o hija viene teniendo episodios de desmayos en estos últimos días, tendrá que llevarlo a la consulta ya mismo, aunque sea por la fuerza. Hay servicios que brindan atención domiciliaria de urgencia capacitada para estos casos.
El común denominador de los trastornos alimentarios es el "miedo intenso a engordar". Ese miedo que se va intensificando paulatinamente, ese temor a la "pérdida de control", puede tener raíces en la importancia que se le da al aspecto físico en la propia familia, más allá de la consabida influencia de los medios masivos de comunicación que propagan el mensaje subliminal de que "para tener éxito en la vida hay que ser flaca (o flaco)".
Piense: ¿presiona usted -sin querer, claro- a su hijo para que su imagen sea prácticamente perfecta? ¿Le ha objetado alguna vez que estaba más gordo? ¿Cómo se lleva usted con la comida? ¿Vive usted probando dietas y se exige mucho en el gimnasio? Cuidado, tal vez esté proyectando en su hijo sus propios conflictos en relación con la comida y le esté exigiendo demasiado. O quizás: ¿tienen en su casa hábitos alimentarios desordenados (ej; comer a deshoras cualquier comida rápida)? Se ha comprobado que muchos pacientes anoréxicos y bulímicos provienen de hogares donde suele haber peleas a la hora de comer, o que la familia nunca se sienta a la mesa.
Piense también: ¿quiso usted siempre que su hijo o hija fueran "lo mejor" en todo? ¿El mejor alumno? ¿La mejor bailarina? Yo siempre le digo a los padres exigentes algo que puede resultar bastante áspero: "No vaya a suceder que tu hijo, por ser tan perfecto, ya no sea". Padres: aflojemos con las exigencias, manifiestas o subliminales.
Paremos de dar "dobles mensajes". Aflojemos con ese mensaje encubierto y despiadado que es: "Si no eres el mejor, papá y mamá te van a querer menos".
Un hijo tiene que desarrollarse en función a sus propios deseos que no necesariamente coinciden con los de "papá" o "mamá".
Padre o madre (me tomo la atribución de tutearte) : no fomentes la competencia entre hermanos ya que cada cual tiene sus propios valores; y no le pongas rótulos a tu hijo diciéndole: "Eres una anoréxica" ó "Eres un bulímico", porque es una agresión directa.
Cuidado con proyectar sobre tu hijo la imagen de lo que tú hubieras querido ser. Puede significar para tu hijo una carga demasiado pesada, a tal punto de hallar una "paradójica liberación" cayendo en la anorexia nerviosa, por ejemplo, transformándose en un verdadero "adicto" a las dietas y la balanza para evadirse de tantas presiones y llenar su vacío afectivo. Posiblemente se ha sentido siempre tan controlado que ahora quiere "controlar" algo él, aunque no sea más que el peso. En los trastornos alimentarios severos la vida se resume al binomio "comida vs. peso" y no queda espacio para nada más, ya que el mundo personal se ha simplificado considerablemente.
Padre: consulta urgente si has notado que en estos últimos días tu hijo se ha tornado depresivo a tal punto de decirte que "ya nada tiene sentido". No quiero alarmarte, pero debes tener en cuenta que en ciertos casos los trastornos alimentarios traen aparejadas tendencias suicidas.
No te desalientes con todo ésto porque hay muchísimos profesionales perfeccionándose día a día para el tratamiento de los trastornos alimentarios. Y, por sobre todo, hallarás mucha calidez humana y comprensión en todos los equipos interdisciplinarios.
|