Desde fines del siglo
XX, en una sociedad que sobredimensiona la estética corporal, el binomio "anorexia nerviosa-bulimia" ha adquirido una expansión alarmante, considerándose una verdadera "epidemia social".
Ambas afecciones se han constituído en los trastornos alimentarios más frecuentes y temibles de esta última década, con un común denominador claro y preciso: la búsqueda desenfrenada de la delgadez como medio para alcanzar el éxito y la aceptación social.
Hay que considerar que el actual modelo de cuerpo ideal es inaccesible para la gran mayoría de las mujeres e incompatible con una buena salud.
Una dieta aparentemente "inocente" puede hacer ingresar a la persona predispuesta en la peligrosa pendiente de la anorexia nerviosa. Cuanto más tiempo transcurre, más difícil es detenerse, con mayor probabilidad de que queden secuelas irreversibles.
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Anorexia y bulimia suelen ir de la mano con la "DEPENDENCIA EMOCIONAL"
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